Nuestro protagonista de hoy se llama Javier Jiménez; este joven emprendedor, de Ronda, decidió hace más de tres años cambiar la toga por la aguja.
Tras terminar sus estudios de Derecho y pasar varios años trabajando en un despacho de abogados, comenzó a plantearse seriamente su futuro; finalmente, decidió dedicarse a lo que de verdad le apasiona y le ha apasionado siempre: la moda, una moda muy especial y variada que desgranaremos en este post.
Son muchos los años que lleva viviendo a caballo entre Sevilla y Ronda; en esta última ciudad, Javier tiene su taller donde recibe a sus clientas, mientras que en Sevilla lleva dos años trabajando en una de las más importantes sombrererías, Fernández y Roche (1885).
Vestidos con historias
Sus primeros bocetos fueron pensados para las invitadas más especiales: las hermanas, amigas, madres y madrinas; cada diseño que crea la mente de este joven es único y exclusivo para cada una de ellas. Javier sabe plasmar mejor que nadie la personalidad, resaltar las fortalezas y ocultar las debilidades de las mujeres a las que viste.
Sus creaciones son consideradas de Alta Costura y Artesanía, pues cada pieza es hecha a mano por él y su equipo, desde los bordados hasta la infinidad de tonos que solo este artista consigue con sus tintes.
Sus piezas son únicas y requieren un delicado proceso. Este chico se atreve con todo: abrigos, pamelas, pendientes y todo aquello que una mujer pueda necesitar para esa ocasión especial.
La Reina de la Fiesta
Tal es el éxito que está cultivando este joven emprendedor que ya ha vestido en varias ocasiones a la “Reina de la Fiesta”. Son muchas las novias que han confiado en él para la confección del traje más importante de sus vidas.
El capricho de Javier: el jardín de mis pecados
Un camino de manzanas decoraba la pasarela del Hotel Alfonso XIII en la II Edición del We Love Flamenco, donde Javier Jiménez presentó su primera colección de trajes de Flamenca; éste es el único traje regional fiel a las tendencias de la caprichosa moda y él supo trasladar, a la perfección, todo su potencial a esta difícil y crítica pasarela.
Su propuesta: entallados cuerpos que marcan la silueta de la mujer, talle bajo, remolinos de pequeños volantes en cascada, mangas que bailan solas e infinidad de detalles más llenaron la pasarela de colores y alegría.
El nombre de su primer desfile, “El jardín de mis pecados”, nos dice mucho sobre su historia. Javier, antes de embarcarse en esta aventura, consideraba su idilio con la moda como un pecado para él, según su carrera, sus creencias, su futuro como prestigioso abogado, lo que siempre había creído querer ser… fue un giro de 180 grados que ha supuesto un cambio radical en su modo de vida.
Esto ha sido sólo el principio. Esperamos por nuestro bien, si todos sus pecados son obras de arte como las que muestran las imágenes, que este chico nunca deje de pecar.
Le deseo mucha suerte en su prometedora carrera, estoy segura de que llegará muy lejos con tanta ilusión y esfuerzo. Él es una lección de optimismo y aprendizaje para todo aquel que tenga un sueño por cumplir.
Por: Ángeles Bauzano Belascoain.
